30 Mayo 2020
Hoy celebramos la Fiesta de Pentecostés, ustedes, comunidad de María Auxiliadora, en estos 16 años que he sido su sacerdote, su amigo, su pastor, yo soy testigo de la forma en que el Espíritu Santo se ha movido en esta comunidad. He sido testigo de una comunidad que ha perdido el miedo, de una comunidad que sabe vivir la alegría y que sabe vivir el gozo.
Muchos de ustedes nunca se imaginaron que llegarían a ser ministros, servidores en una iglesia. Hoy ustedes muchos de ustedes son alegres servidores, son lectores, ministros de eucaristía o quienes sirven en la liturgia de los niños, en muchos ministerios en la compasión, en el ministerio de las novenas, grupo de parejas... Ustedes han formado en sus casas grupos de oración, ustedes han formado grupos de clases de biblia. He visto cientos de voluntarios en las Novenas donde se ha vivido, se ha palpado, se ha visto cómo el Espíritu Santo ha actuado en esta comunidad. Se han visto los dones y los Frutos del Espíritu Santo. Se ha visto el entendimiento entre ustedes, se ha visto la fortaleza en tiempos difíciles que hemos vivido en nuestra iglesia, se ha visto el respeto a Dios, se ha visto la piedad y la devoción con que ustedes llegan a la iglesia.
Yo he sido testigo de cómo en esta comunidad de María Auxiliadora se vive la caridad. Se vive el gozo. Se vive la bondad, se vive la fe. Hoy, pidámosle a María Santísima, al culminar este mes de mayo que donde estemos-- donde estemos, en cualquier lugar donde el señor nos ponga, en la comunidad que nos toque servir -- invoquemos siempre la ayuda del Espíritu Santo, que donde estemos, el Espíritu Santo venga en nuestro auxilio. Para que? para seguir renovando la faz de la tierra.
Querida familia, después de un largo tiempo de oración, después de mucha reflexión y de pedirle el auxilio, la guía al Espíritu Santo, hoy les digo que el Señor me ha llamado a regresar a Colombia. Hoy yo me despido de ustedes con aires de tristeza, pero también con alegría porque sé que dejo una comunidad madura. Dejo a una comunidad llena del Espíritu Santo.
El Espíritu Santo los va a seguir a ustedes asistiendo. El Espíritu Santo les seguirá animando, fortaleciendo, empoderando entusiasmado avivando. El Espíritu Santo seguirá haciendo en ustedes la obra de minimizar sus miedos. El Espíritu Santo seguirá repartiendo sus dones.
Oremos en esta Eucaristía y en muchas Eucaristías que vendrán, por el sacerdote que viene a reemplazar. Oremos por nuestro párroco para que el Señor les siga a ellos dos como guías, como líderes, como pastores de esta comunidad para que sigan trabajando juntos por esta comunidad hermosa de María Auxiliadora.
Para que esta comunidad se siga caracterizando por ser una familia -- una familia donde se vive el amor, donde se vive la misericordia, la compasión la alegría, la fe, donde cada uno de ustedes se sienten cómodos. Ustedes cuando vienen a esta comunidad, a esta iglesia, a este templo, ustedes se sienten cómodos. Ustedes se sienten hermano del que está al lado. Los tendré siempre en mis oraciones, y espero que ustedes me tengan en las suyas. Como siempre lo digo después de una actividad, después de un servicio, después de algo que ustedes hacen aquí, Dios les pague porque yo no tengo con qué pagarles.
Le quedo muy agradecido al Monseñor Hogan y al Arzobispo Wenski toda su ayuda y colaboración en el trámite de mi retiro anticipado, que yo pedí por causas de salud en estos tiempos de pandemia.
Ven Espíritu Santo y ayúdanos a seguir renovando la faz de la tierra.
Amén.